sábado, abril 25, 2009

A los políticos sí los vacunan

YA BASTA, de que el poder del dinero se imponga a la moral, a la dignidad del PUEBLO DE MEXICO, apoyemos a Obrador

Influenza:

Los políticos sí se vacunan

Edgar González Ruiz

El 25 de abril, Fecal promulgó medidas dictatoriales con motivo de la influenza. Son disposiciones que le otorgan al gobierno federal un enorme poder discrecional, con el pretexto de luchar contra la influenza, pero sin que se tenga garantía de la bondad de sus intenciones, y de su veracidad. Por el contrario, es un gobierno que llegó al poder mediante el fraude y la violencia, y que se ha hecho cada vez más autoritario, aterrorizando a la población con historias como la del narco y la de la "inseguridad".
Contrariamente al cuento del narco, que afecta directamente sólo a los involucrados en él, la epidemia de gripe porciona es una realidad y motivo de preocupación para todos, de lo cual el gobierno de Fecal ha sacado provecho, arrogándose facultades como: aislar a los enfermos y a los "portadores de gérmenes de la misma, así como restringir sus actividades, a su propio criterio; allanar "todo tipo" de transportes y casas, con motivo de la epidemia y establecer una especie de censura de los medios, acerca del tema, es decir, "fijar las directrices informativas" sobre el mismo.


No se sabrá, así, qué tipo de tratamiento están recibiendo los contagiados, si es el caso, en los hospitales del gobierno federal, ni la verdadera situación que reviste el problema.


Si bien dicho gobierno ha seguido una línea de ataque contra el bienestar del pueblo, nunca había llegado al extremo de hacerlo reo de su propia salud, pues ahora resulta que la única garantía que de ella tiene, de que se le tratará adecuadamente, son las palabras de Córdoba y de Fecal.

Una y otra vez, bajo diferentes circunstancias, Fecal pretende instaurar un orden policiaco, a pesar de que los mexicanos ni siquiera lo elegimos en 2006, sino que llegó al poder mediante el fraude y la imposición, y desde él ha estado perjudicando al pueblo de México.


De hecho, las políticas neoliberales al estilo de Fecal, que van en detrimento de las instituciones de seguridad social, de los ingresos y por lo tanto de la salud de los más pobres, sin duda están propiciando el surgimiento de nuevas epidemias y el resurgimiento de enfermedades que se creían ya superadas, pues afectan a una población más desprotegida, como si volviéramos a épocas anteriores a la Revolución Mexicana. Sobre todo, como se pone de manifiesto en el mencionado decreto, el gobierno federal está interesado en monopolizar "La aplicación de sueros, vacunas y otros recursos preventivos y terapéuticos", dejando así a la población desprotegida en términos reales.

Córdoba Villalobos, el secretario de Salud, ha dicho que esa dependencia dispone de los medicamentes antivirales eficaces contra esa enfermedad, pero eso dice solamente, nadie puede alegar razones para creerle.
En el caso de las vacunas contra la influenza, tampoco se protege a la población, alegando que no van a servir de nada, que la OMS no las recomienda, que es un nuevo virus inume a las vacunas, etc. Y eso es lo que el gobierno federal dice a la gente, y por eso se han suspendido las campañas de vacunación, pero nadie puede dudar de que los políticos saben muy bien lo que les conviene y actúan en consecuencia.

Ellos sí tienen derecho a recibir las vacunas que ha monopolizado la SS, pues el mismo día que Fecal hizo oficial la decisión de monopolizar las vacunas y medicamentos, se anunció que a la brevedad empezarán a vacunar contra la influenza a los 500 diputados y al personal que labora en ese órgano legislativo.
Si la vacuna no protege, ¿para qué se vacunan los políticos?. Si el gobierno de Fecal de verdad quiere combatir la epidemia, ¿por qué no se otorga el mismo derecho a todas las personas?. A pesar de las alegadas recomendaciones de la OMSS y de otros pretextos, a los políticos sí los protege el gobierno de Fecal, con el pretexto -que lleva impolícita le efectividad, al menos relativa de la vacuna- que ellos "viajan constantemente por el país, por lo que corren el riesgo de que se contagien del mal".

A ellos sí hay que protegerlos, porque no se van a privar de sus viajes, fiestas y comilonas. A los demás, la opción que nos recetan es permanecer encerrados, con el tapabocas puesto, escuchando y aplaudiendo lo que digan Fecal y Córdoba, quien ya advirtió que ni se nos ocurra ir a la farmacia en busca de algún preventivo, o de una vacuna, porque no las vamos a encontrar: esas son para los políticos.


Cabe preguntarse si el gobierno de Fecal, enemigo del pueblo de México, y en particular de la ciudad de México, va a tener interés en protegerla de una epidemia que a él le viene como anillo al dedo, dándole pretextos para implantar medidas autoritarias, para tener mayor control sobre la población, desplegar su abrumadora y siempre autoelogiosa publicidad, y para perpetrar más fácilmente un nuevo fraude en las elecciones de este año.

Influenza: epidemia y manipulación

Influenza: epidemia y manipulación

Edgar González Ruiz


Las enfermedades se combaten con medicamentos y con prevención. En el caso de la epidemia de cierto tipo de influenza, también llamada gripe porcina, que está afectando a México, la premisa que agrava el problema y que aterroriza a la población, no es evidentemente la existencia misma de la enfermedad, ni siquiera la falta de vacuna contra ella, sino el hecho de que la población no tiene fácil acceso a su tratamiento.

No existe vacuna para muchas otras enfermedades, que a la gente no aterrorizan porque tiene acceso a las medicinas o tratamientos correspondientes. Entonces, el problema no es, como se empeñan en probar los demagogos de la televisión al servicio del gobierno fecal, la inexistencia de la vacuna, sino el hecho de que aún cuando se sabe cuáles son las medicinas para curarla, contrariamente a lo que la lógica prescribiría, no se distribuyen ampliamente en farmacias, consultorios privados y hospitales, sino que el gobierrno ha advertido que no las repartirá de esa manera, sino sólo a los enfermos ya diagnosticados, pero sólo como un decir, sin que nadie tenga la certeza de que así será.

Y el hecho es que si una persona enferma de ese mal y acude a un médico, este le podrá recetar una medicina que no va a conseguir, porque está en manos del gobierno federal, y la opción que puede quedarle al paciente es, en el peor de los casos, ir a morir misteriosamente a un hospital público, donde quizás tampoco se le suministrará el medicamento.

Esto es lo que hace a la gente permanecer en sus casas, con cubrebocas, o salir a comprar cualquier antiviral, presa de un miedo, muy razonable, porque si se enferma de la mencionada influenza, y acude a un consultorio privado, o a una clínica, no se le van a poporcionar las medicinas.

Se trata de una especie de guerra bacteriológica del gobierno fecal contra el pueblo de México, y en particular de la capital, cuya sociedad siempre ha rechazado los proyectos derechistas. Obviamente, el problema, la epidemia existe, lo que el gobierno de Fecal está haciendo es agravarlo a un nivel mortal, al negar esa distribución amplia de medicinas antivirales. Se le dice al pueblo que las medicinas existen, pero no se encuentran a su disposición.

Se le transmite a la gente el mensaje de que, como si viviera en épocas remotas del ahistoria, lo único que puede hacer frente al riesgo de la influenza, es lavarse las manos (muy sana costumbre, sin duda, muy recomendable, pero existen tratameintos, por si de cualquier manera se contagia) y quedarse en su casa, evitar reunirse, etc. Como si no hubiera cura, porque ciertamente no la hay, para las personas, si los medicamentos no están disponibles.

En esa situación, cualquier enfermedad podría ser muy grave o mortal, basta imaginar lo que sucedería si se negaran las medicinas o tratamientos incluso para una diarrea, un resfriado, etc., si se le dijera al paciente que sólo en los hospitales, quizás, y tardíamente, se le podrá atender. Imaginemos que en esos casos se le dijera al paciente: no hay vacuna contra tu mal, y si enfermas, no encontrarás la medicina adecuada en las farmacias, porque todas las tiene el gobierno, y por ende, lo único que te queda es aislarte, lavarte y rezar para que no lo adquieras.

Mientras tanto, Fecal ha lucrado con la epidemia, queriéndose presentar como el gran caudillo, al grado de que, con bombos y platillos, hasta hace proliferar reuniones con sus funcionarios, las cuales no curan la enfermedad, como sí lo harían los medicamentes adecuados. Cabe esperar que en algún momento, surjan los spots de radio y televisión, de publicidad fecal, donde presente a ese personaje como el gran salvador contra la influenza, cuando en realidad, lo que su gobierno ha procurado es evitar que la gente pueda curarse fácilmente de ella.

Por el momento, su estrategia, muy cínica, ha logrado sembrar el terror entre la gente, principalmente de la ciudad de México, al grado de que muchas personas corren a las farmacias a buscar un tapabocas, como único remedio, según se le ha dicho, para evitar la muerte por influenza, que puede sobrevenir en cnco días, dado que el paciente no encontrará en el mercado las medicinas correspondientes..

Se han suspendido las reuniones públicas, muchas cafeterías están vacías, mucha gente luce preocupada, angustiada, buscando cómo protegerse, se han suspendido las clases; en fin, se está creando artificiosamente una atmósfera similar a la que puede leerse en los relatos de las epidemias a principios del siglo XX, o antes, en épocas enq ue realmente no existían los tratamientos para esos males.

Simplemente, porque lo que no se ha hecho, y no quiere hacer el gobierno fecal, es la única solución que daría salud y tranquilidad a la gente: recomentarle medias de prevención, pero darle la seguridad de que, si se enferma, podrá conseguir fácilmente el tratamiento adecuado, en cualquier farmacia o con cualquier médico.

A la fecha, si una persona acude con un médico, y este le diagnostica la enfermedad, no puede ya hacer nada, porque no dispone de la medicina para curarla.

Significativamente, esta situación, del terror inducido hacia la epidemia, surge precisamente en el periodo de una competencia electoral que la derecha ha tratado por todos los medios de anular, es en algunos aspectos simiar a la de la manipulación del narcotráfico por parte de Fecal: se crea una psicosis, se agrava un problema, y se niega a la vez su única solución posible, que en ese caso sería la despenalización de las drogas.

En suma, el problema de la epidemia es real, pero no lo es la carencia de medicamentos para ello, pues hay también una estrategia muy clara, de parte del gobierno federal, para usar ese problema como un arma física y psicológica contra la población.

El gobierno derechista le niega a la gente el derecho a la seguridad social, le arrebata prestaciones, trata de desmantelar la educación pública, y ahora hasta le escamotea las medicinas que pueden salvar su vida. Ciertamente, es una situación terrorífica, una guerra del gobierno contra el pueblo.

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