Derroche Fecal
YA BASTA, de que el poder del dinero se imponga a la moral, a la dignidad del PUEBLO DE MEXICO, apoyemos a Obrador
Política Fecal:
Las caras del derroche
Edgar González Ruiz
Ensoberbecidos por el fraude electoral del 2006, los gobiernos panistas y sus aliados del sector empresarial y religioso, hacen gala todos los días de un derroche insultante para el resto de la sociedad.
A partir del 2006, el pueblo ha resentido el alarmante aumento de los productos básicos, incluyendo la tortilla, alimento cotidiano de los mexicanos, así como una política de exacciones cada vez mayores, al grado de que se han implantado nuevos impuestos, incluso sobre depósitos bancarios de los ahorradores, si sus depósitos sobrepasan los 25 mil pesos (cerca de 2, 500 dólares).
En los últimos días, los empresarios han estado promoviendo aumentos a la leche, que vienen a sumarse a las demás presiones sobre la economía de los hogares de menores ingresos.
La política antipopular de Fecal se anunció desde 2006, cuando se lanzaron intensas campañas mediáticas contra los proyectos que llevaba a cabo la izquierda en el DF para ayudar a los pobres.
Muchos ancianos han subsistido con ayuda de los vales de despensa que les brinda el gobierno capitalino, ante la dificultad de conseguir ingresos durante las últimas décadas de la vida, dada la mayor longevidad que existe en el mundo actual.
Decían los panistas que eso era “populismo”, que AMLO iba a “endeudar la ciudad”, etc. Sin embargo, los gobiernos panistas, como el de Emilio González Márquez, en Jalisco, han regalado decenas de millones de pesos del erario, nada menos que a Televisa y a la jerarquía católica. Así gobierna el PAN.
Pero las caras del derroche, de Fecal y sus amigos, son todavía más indignantes. A la vez que el gobierno panista está tratando de privatizar Pemex, porque “no hay dinero” para invertir en esa paraestatal, los políticos derechistas y los empresarios han multiplicado sus fortunas en la última década.
Las pruebas están a la vista, en el estilo de vida ostentoso y ridículo que lleva la clase política y empresarial, como queriendo emular el esplendor perdido de los Zares de Rusia y de los reyes europeos.
El año pasado, Vicente Fox, el corrupto presidente que no ha querido renunciar a su millonaria pensión como exmandatario, a pesar de que sigue lucrando con las influencias que amasó en su periodo, escandalizó a la opinión pública al hacer alarde en la revista Quién, del derroche desplegado por El y por Marta Sahagún en su rancho de San Cristóbal. Día con día, siguen conociéndose evidencias de la corrupción foxista que explica ese enriquecimiento.
En la revista Caras, que reporta detalladamente la vida social de los millonarios mexicanos, aparecen una y otra vez personajes beneficiados por la derecha en el poder, o cómplices de ella: Emilio Azcarraga, los Slim, los Domit, los Servitje, además de una pléyade de políticos y juniors panistas, desde los hijos de Santiago Creel (grandes y chicos) hasta Diego Fernández de Cevallos.
Este político, quien fue uno de los principales aliados de Carlos Salinas, hacía alarde de mochería y doble moral muy al estilo panista, en su pretendido rechazo al matrimonio civil y al divorcio, por ser herencia liberal y juarista.
Ahora, en el número de julio de 2008 de esa revista, Diego Fernández de Cevallos aparece nada menos que de su nueva esposa, una joven oriunda de la ciudad de Arandas, en Jalisco, poblado que ahora goza de una excelente carretera que le construyó Cevallos a su novia para poder visitarla desde Guadalajara. Le llaman “la carretera del amor”.
Platillos sofisticados, costosos vestidos y toda una variedad de ridículas extravagancias que se acostumbran en esas fiestas se muestran con cínico detalle en esas publicaciones.
Por ejemplo, la fiesta a donde acudió Cevallos al igual que otros derechistas defensores de “los valores” , fue ofrecida por otro magnate y su joven novia en su lujosa Hacienda ubicada en Puebla, donde subsiste contrariamente a la creencia de que la revolución de 1910 había acabado con los hacendados. En realidad, ellos siguen exhibiendo su riqueza y sus privilegios.
En el número de junio de Caras, aparece Santiago Creel junior, acompañado de otros jóvenes y de bellas damas, en una fiesta donde supuestamente el objetivo era colectar fondos para “ayudar a niños de bajos recursos”, pidiendo a los invitados donativos en especie cuyo destino final se desconoce, pues en la publicación sólo se menciona vagamente que “serían entregados a una Fundación”.
Así recaudan los millonarios mucho dinero, pidiéndole a quienes pueden, para “ayudar a los pobres”, pero sin que se sepa nunca si ese propósito se realiza, o si, como es más natural, están siguiendo el conocido camino de la pseudofilantropía, al estilo de Marta Sahagún, , que sólo enriquece a los que más tienen.
En otra de esas fiestas, aparece nada menos que Fecal en persona, junto con Marinela Servitje y Carlos Slim Domit, entre otros, ayudando a recaudar fondos supuestamente destinados para el “medio ambiente” y el “desarrollo comunitario”, en un concierto del grupo Maná, organizado por Daniel Servitje y Emilio Azcárraga, cuya devoción por las causas nobles es nula.
Otra fiesta (Caras, julio de 2008) fue protagonizada por los Leaño, quienes manejan el grupo ultraderechista de los Tecos, por la boda de Michelle Leaño, cuya luna de miel fue nada menos que un “safari fotográfico” en Africa seguido de un viaje a Europa.
No cabe duda de que los ricos de México viven cada vez mejor, con menos problemas, al grado de poder dar rienda suelta a fantasías pueriles, basadas en un lujo oriental, como fue en otra boda, la de un cantante con la hija de un exgobernador, “en la romántica ciudad e Guanajuato”, a la que asistió Margarita Zavala, la esposa de Fecal, lo mismo que su parienta y dirigente del PAN capitalino, Mariana Gómez del Campo.
Vale la pena reproducir algunos pasajes de esa nota, desbordantes de cursilería, que ilustran la mentalidad de los millonarios en el poder.
“Al llegar, los invitados fueron hospedados en dos hoteles: el Camino Real y el Misión….los invitados pudieron convivir hasta pasada la medianoche (entre abundantes libaciones) y ver un video de ambos novios, desde su infancia hasta la actualidad, luego siguieron al novio al Camino Real, para presenciar la serenata que le llevó a su futura esposa”.
Luego de la boda y “después del baile de los novios”, se sirvió la cena “servida por Frascatti, la cual consistió de tártara de atún, filete con ensalada mixta en una canastilla de parmesano y un pay con helado de vainilla. Cada plato estaba delicadamente decorado como una pintura”.
Mientras millones de mexicanos tienen hambre, y los indigentes padecen de abandono y de frío en las calles de las grandes ciudades, los políticos y los millonarios piensan en cómo multiplicar sus ganancias a costa de la sociedad.
La historia se repite, porque en el siglo XVIII, María Antonieta, la frivola emperatriz de Francia, desdeñaba las exigencias del pueblo porque no tenía pan, aconsejando “pues que sirvan pasteles”. Hoy, la mujer de Fecal se pasa la vida entre fiestas y bailes, con sus amigos millonarios, que hacen ostentación de lo mucho que tienen y de lo poco que valen.
Política Fecal:
Las caras del derroche
Edgar González Ruiz
Ensoberbecidos por el fraude electoral del 2006, los gobiernos panistas y sus aliados del sector empresarial y religioso, hacen gala todos los días de un derroche insultante para el resto de la sociedad.
A partir del 2006, el pueblo ha resentido el alarmante aumento de los productos básicos, incluyendo la tortilla, alimento cotidiano de los mexicanos, así como una política de exacciones cada vez mayores, al grado de que se han implantado nuevos impuestos, incluso sobre depósitos bancarios de los ahorradores, si sus depósitos sobrepasan los 25 mil pesos (cerca de 2, 500 dólares).
En los últimos días, los empresarios han estado promoviendo aumentos a la leche, que vienen a sumarse a las demás presiones sobre la economía de los hogares de menores ingresos.
La política antipopular de Fecal se anunció desde 2006, cuando se lanzaron intensas campañas mediáticas contra los proyectos que llevaba a cabo la izquierda en el DF para ayudar a los pobres.
Muchos ancianos han subsistido con ayuda de los vales de despensa que les brinda el gobierno capitalino, ante la dificultad de conseguir ingresos durante las últimas décadas de la vida, dada la mayor longevidad que existe en el mundo actual.
Decían los panistas que eso era “populismo”, que AMLO iba a “endeudar la ciudad”, etc. Sin embargo, los gobiernos panistas, como el de Emilio González Márquez, en Jalisco, han regalado decenas de millones de pesos del erario, nada menos que a Televisa y a la jerarquía católica. Así gobierna el PAN.
Pero las caras del derroche, de Fecal y sus amigos, son todavía más indignantes. A la vez que el gobierno panista está tratando de privatizar Pemex, porque “no hay dinero” para invertir en esa paraestatal, los políticos derechistas y los empresarios han multiplicado sus fortunas en la última década.
Las pruebas están a la vista, en el estilo de vida ostentoso y ridículo que lleva la clase política y empresarial, como queriendo emular el esplendor perdido de los Zares de Rusia y de los reyes europeos.
El año pasado, Vicente Fox, el corrupto presidente que no ha querido renunciar a su millonaria pensión como exmandatario, a pesar de que sigue lucrando con las influencias que amasó en su periodo, escandalizó a la opinión pública al hacer alarde en la revista Quién, del derroche desplegado por El y por Marta Sahagún en su rancho de San Cristóbal. Día con día, siguen conociéndose evidencias de la corrupción foxista que explica ese enriquecimiento.
En la revista Caras, que reporta detalladamente la vida social de los millonarios mexicanos, aparecen una y otra vez personajes beneficiados por la derecha en el poder, o cómplices de ella: Emilio Azcarraga, los Slim, los Domit, los Servitje, además de una pléyade de políticos y juniors panistas, desde los hijos de Santiago Creel (grandes y chicos) hasta Diego Fernández de Cevallos.
Este político, quien fue uno de los principales aliados de Carlos Salinas, hacía alarde de mochería y doble moral muy al estilo panista, en su pretendido rechazo al matrimonio civil y al divorcio, por ser herencia liberal y juarista.
Ahora, en el número de julio de 2008 de esa revista, Diego Fernández de Cevallos aparece nada menos que de su nueva esposa, una joven oriunda de la ciudad de Arandas, en Jalisco, poblado que ahora goza de una excelente carretera que le construyó Cevallos a su novia para poder visitarla desde Guadalajara. Le llaman “la carretera del amor”.
Platillos sofisticados, costosos vestidos y toda una variedad de ridículas extravagancias que se acostumbran en esas fiestas se muestran con cínico detalle en esas publicaciones.
Por ejemplo, la fiesta a donde acudió Cevallos al igual que otros derechistas defensores de “los valores” , fue ofrecida por otro magnate y su joven novia en su lujosa Hacienda ubicada en Puebla, donde subsiste contrariamente a la creencia de que la revolución de 1910 había acabado con los hacendados. En realidad, ellos siguen exhibiendo su riqueza y sus privilegios.
En el número de junio de Caras, aparece Santiago Creel junior, acompañado de otros jóvenes y de bellas damas, en una fiesta donde supuestamente el objetivo era colectar fondos para “ayudar a niños de bajos recursos”, pidiendo a los invitados donativos en especie cuyo destino final se desconoce, pues en la publicación sólo se menciona vagamente que “serían entregados a una Fundación”.
Así recaudan los millonarios mucho dinero, pidiéndole a quienes pueden, para “ayudar a los pobres”, pero sin que se sepa nunca si ese propósito se realiza, o si, como es más natural, están siguiendo el conocido camino de la pseudofilantropía, al estilo de Marta Sahagún, , que sólo enriquece a los que más tienen.
En otra de esas fiestas, aparece nada menos que Fecal en persona, junto con Marinela Servitje y Carlos Slim Domit, entre otros, ayudando a recaudar fondos supuestamente destinados para el “medio ambiente” y el “desarrollo comunitario”, en un concierto del grupo Maná, organizado por Daniel Servitje y Emilio Azcárraga, cuya devoción por las causas nobles es nula.
Otra fiesta (Caras, julio de 2008) fue protagonizada por los Leaño, quienes manejan el grupo ultraderechista de los Tecos, por la boda de Michelle Leaño, cuya luna de miel fue nada menos que un “safari fotográfico” en Africa seguido de un viaje a Europa.
No cabe duda de que los ricos de México viven cada vez mejor, con menos problemas, al grado de poder dar rienda suelta a fantasías pueriles, basadas en un lujo oriental, como fue en otra boda, la de un cantante con la hija de un exgobernador, “en la romántica ciudad e Guanajuato”, a la que asistió Margarita Zavala, la esposa de Fecal, lo mismo que su parienta y dirigente del PAN capitalino, Mariana Gómez del Campo.
Vale la pena reproducir algunos pasajes de esa nota, desbordantes de cursilería, que ilustran la mentalidad de los millonarios en el poder.
“Al llegar, los invitados fueron hospedados en dos hoteles: el Camino Real y el Misión….los invitados pudieron convivir hasta pasada la medianoche (entre abundantes libaciones) y ver un video de ambos novios, desde su infancia hasta la actualidad, luego siguieron al novio al Camino Real, para presenciar la serenata que le llevó a su futura esposa”.
Luego de la boda y “después del baile de los novios”, se sirvió la cena “servida por Frascatti, la cual consistió de tártara de atún, filete con ensalada mixta en una canastilla de parmesano y un pay con helado de vainilla. Cada plato estaba delicadamente decorado como una pintura”.
Mientras millones de mexicanos tienen hambre, y los indigentes padecen de abandono y de frío en las calles de las grandes ciudades, los políticos y los millonarios piensan en cómo multiplicar sus ganancias a costa de la sociedad.
La historia se repite, porque en el siglo XVIII, María Antonieta, la frivola emperatriz de Francia, desdeñaba las exigencias del pueblo porque no tenía pan, aconsejando “pues que sirvan pasteles”. Hoy, la mujer de Fecal se pasa la vida entre fiestas y bailes, con sus amigos millonarios, que hacen ostentación de lo mucho que tienen y de lo poco que valen.