Cuarta República
Germán Robles
07 de febrero de 2007
Truena el narco contra Calderón.
Irak de polvo blanco.
La violencia sigue incontenible, la irresponsabilidad Foxista y el apoyo parcial a ciertos carteles de la droga, del grupo delictivo preferido del gobierno en turno, terminan cobrando un alto costo político y social. Estaba cantado desde el principio que los “mega operativos” en Michoacán, Tijuana, Sinaloa, N.L. y Guerrero no respondían más a un golpe mediático inmediato y político que a una medida efectiva para combatir al crimen organizado.
Los payasos de los medios del duopolio (algunos con “tercer grado” de idiotez) quienes aplaudían la muestra del “músculo calderonista” y la necesidad de “esperar tiempo para evaluar los resultados” (sic), una vez más han quedado en ridículo. Después de la extradición de 15 grandes capos de la droga hacia los EE.UU. el pasado mes de enero, se contaban las horas para una reacción inmediata de los líderes narcotráfico en contra del gobierno.
Este es el alarmante sumario de crimen: el reciente asesinato de de un jefe policiaco en Culiacán, el tercero en dos meses para el mismo cargo; el uso de armas en Sinaloa carece de todo tipo de control; el asesinato de dos militares en Sinaloa el pasado dos de febrero, en la entidad dos de cada tres homicidios están vinculados con el crimen organizado; ayer atacaron la base de la PFP en Guerrero con granadas; y lo más reciente el asesinato de 7 policías en Acapulco, más decenas de casos de coartadas donde el narco caza a militares y policías ministeriales. “Levantotes” como el hermano del ex alcalde de Apatzingán, una fuerte balacera cercana al retén del 53 batallón adscrito a la 11ª zona militar en Zacatecas. Todo un desastre, incontenible.
Si revisamos la estadística en los estados donde se ha aplicado el programa paliativo, ese de los aparatosos operativos; nos dicen que entre el mes de enero del año anterior con respecto a 2007 los niveles de violencia y homicidios se mantienen en el mismo nivel, en algunos estados son más, en otros menos, lo cierto es que las “fuertes” medidas han dado marginales resultados; claro nadie esperaba mayor cosa, pues para acabar con este cáncer social se deben afrontar medidas integrales, desde el tipo judicial, legislativo, cambios en el marco hacendario y sacar al narco primero del gobierno y los cuerpos policíacos antes que a los extraditables o narcomenudistas que se exhiben como botín de los operativos.
El problema es tan complejo que se tendría que volcar todo un sistema económico para terminar con el trasiego de drogas, amén de la urgencia de una legalización gradual de los enervantes; la tarea es titánica pero tan indispensable para la seguridad nacional, que los operativos calderónicos además de ineficaces no son ni una aspirina para otorgar un mínimo de seguridad. Imagínese que pasaría si de repente se obturará el envió de remesas de EE.UU. a México, de acabar con el mercado negro de la droga el impacto económico sería peor. Obviamente no se trata de justificar el problema, sino de dimensionarlo, si por cuestiones económicas, si por no querer estar a un nivel de los países del África sur sahariana o Centroamérica vamos a tolerar el narcotráfico como “un mal necesario” como lamentablemente afirman algunos en la clase política y autoridades, estamos al pie del suicidio como país.
La detención de líderes ligados al cartel de los Beltrán Leyva, así como de lugartenientes del “chapo” Guzmán han dejado en la orfandad a los carteles sinaloenses, ese vació de poder genera más violencia y conflictos; claro que el combate franco despierta la reacción del contrario; pero el combate gubernamental inefectivo hace que el narco reaccione y lleve la delantera. Estos grupos saben a bien que hay un límite, que en última instancia les conviene no meterse frontalmente con el Estado.
Pero Calderón abrió múltiples frentes a la vez, sin considerar la insuficiencia técnica y humana para sostener el orden y control en los distintos estados donde han entrado los mandos policíacos y militares; la crisis se ahonda por el traslado hacia los EE.UU. de los capos mayores de la droga; esto refleja la debilidad institucional; el temor de una fuga pues había un “pitazo” de que alguien podría “escapar” en horas de un Cefereso. La sumisión hacia las presiones de EE.UU. se hacen evidentes; máxime cuando la mayoría de jueces especializados denuncian que no fueron notificados sobre la resolución de extraditar a los capos sobre los que despachaban diversos procesos penales y no tenían agotados todos los recursos legales, tales como amparos, etc; aseguran que fueron notificados por escrito quince días después del traslado, después del 2 de febrero.
La zanahoria que lanza Calderón por tanto es más política que en apego a derecho de los procesados, y muestra que Calderón, ni la clase política saben que diablos hacer con los recluidos, quienes operan desde la cárcel con total impunidad. El hermetismo mediático es explicable, pero el ocultar la información a autoridades como jueces no, aún a sabiendas que al hacerlo tronaban la operación de traslado; la arbitrariedad de Calderón no puede ser calificada como estrategia logística; sino de violentar la ley.
La violencia seguirá recrudeciéndose, y la falsa percepción que persuaden los del mundillo mediático no dará resultado ante hechos de sangre consumados. Calderón metió a las fuerzas armadas a territorios peligrosos sin un programa, ni una ruta de trabajo más allá de lo que las cámaras puedan captar y en un descuido sus activos están siendo contraatacados con todo el poder del narco, metidos en una guerra interna de mercados de la droga donde no hay control y no pueden salir.
El traspatio.
Dicen que en periodismo dos notas relacionadas no marcan coincidencia sino tendencia; y que al igual en la política las coincidencias no existen, al menos que sean milagros; tanto Crónica, como esmas de Televisa y Milenio Diario hicieron hincapié en lo “reprobado que está el ejercito, cuyos miembros destacan más por su lealtad a ultranza que por su preparación académica” (sic); y ya salió el peine, se trata una coartada de la agenda que imponen los medios lacayos a Calderón, a saber que este negociará acuerdos con el ejercito americano a fin de que efectivos castrenses mexicanos puedan ser entrenados por el ejercito americano.
Ahora resulta la “urgencia” de preparar mejor a los nuestros “reprobados” y quién mejor que la Secretaría de defensa norteamericana vía convenios verde olivo. Si el miedo no anda en burro, y los miserables del Stablishment toman providencias ante posibles brotes de insurgencia popular, que ellos mismos están sembrando a pasos agigantados.
Se “cayó”, el sistema digital de telcel en el Valle de México, curiosamente en un horario pico y en las zonas ricas de la ciudad de México; la coartada con tufo a Slim da visos de una maniobra mediática para generar una psicosis artificial; para presionar a las autoridades ante nuevas exigencias de negocios telefónicos y mostrar el poder de la empresa así el impacto de colapsar unas horas las comunicaciones; y de paso inventarse un chivo expiatorio de ineficiencia estatal.
gerarq22@hotmail.comYA BASTA, de que el poder del dinero se imponga a la moral, a la dignidad del PUEBLO DE MEXICO, apoyemos a Obrador
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