jueves, julio 13, 2006

CARTA ABIERTA AL TRIFE

CARTA ABIERTA AL TRIFE A LOS C.C. MAGISTRADOS DEL TRIBUNAL ELECTORAL

Leonel Castillo González
José Fernando Ojesto Martínez Porcayo
Eloy Fuentes Cerda
José de Jesús Orozco Enríquez
José Alejandro Luna Ramos
Mauro Miguel Reyes Zapata
Alfonsina Berta Navarro Hidalgo

Por Jaime Martínez Veloz

El pasado 2 de Julio el Pueblo de México se volcó a las urnas para expresar su voluntad soberana. En una jornada cívica sin precedentes, a lo largo y ancho del país, millones de ciudadanos se manifestaron por los candidatos y partidos de su preferencia.Sin embargo, los primeros resultados del Programa de Resultados Electorales Preliminares, mejor conocido como PREP, empezaron a arrojar sombras de duda sobre la transparencia de la elección presidencial.La demora en la presentación de los resultados preliminares y los argumentos del Instituto Federal Electoral (IFE) para no dar a conocer en forma expedita las tendencias del voto, propiciaron no sólo incertidumbre, sino la natural desconfianza de que los resultados de los primeros cómputos no eran favorables al candidato del partido en el poder y que por eso no fueron dados a conocer oportunamente.La actitud del árbitro de la contienda, el IFE, particularmente de su Presidente Luis Carlos Ugalde, dejó en la sociedad mexicana mucho que desear y serias dudas respecto de la imparcialidad de esa institución y de la transparencia con la que se manejaron los comicios y la información pública. Las dudas persisten, y se extiende la idea de que la elección fue una elección de Estado en contra del Candidato de la Coalición para el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, quien, en su justo derecho por existir una gran cantidad de irregularidades y conforme a la Ley, procedió a impugnar el proceso y solicitó se procediera al conteo voto por voto en casillas y distritos en los que se cometieron las mismas.El hecho de que el IFE haya declarado a Felipe Calderón Hinojosa, del Partido Acción Nacional como el candidato presidencial que obtuvo el mayor número de votos, no sólo se realizó en forma apresurada, sino que violentó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que en su Artículo 99 Fracción II señala que “Las impugnaciones que se presenten sobre la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos que serán resueltas en única instancia por la Sala Superior.La Sala Superior realizará el cómputo final de la elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, una vez resueltas, en su caso, las impugnaciones que se hubieren interpuesto sobre la misma, procediendo a formular la declaración de validez de la elección y la de Presidente Electo respecto del candidato que hubiese obtenido el mayor número de votos”También puede ser visto como una maniobra de presión para el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y un atentado contra la independencia y dignidad de sus magistrados, al vulnerar el espíritu del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) que en su artículo 37 párrafo 6, establece que:“La etapa de dictamen y declaraciones de validez de la elección y de Presidente electo de los Estados Unidos Mexicanos, se inicia al resolverse el último de los medios de impugnación que se hubiesen interpuesto en contra de esta elección o cuando se tenga constancia de que no se presentó ninguno y concluye al aprobar la Sala Superior del Tribunal Electoral, el dictamen que contenga el cómputo final y las declaraciones de validez de la elección y de Presidente electo.”Así, de facto, el IFE se erigió en un poder sobre el Poder Judicial de la Federación y su Tribunal Electoral, pretendiendo pasar por encima de los derechos del pueblo y sus instituciones.En estos momentos, el trabajo del Tribunal Electoral es vital para el desarrollo democrático y la decisión que tomen los magistrados habrá de transformar la historia de México. Para los magistrados, limpiar la elección es la mejor prueba de su amor y patriotismo por esta Nación.El país se encuentra virtualmente dividido, lo que a nadie conviene. La transparencia electoral debe convencer a todos los mexicanos de que todos los votos contaron y se contaron bien. Sólo una decisión, justa, imparcial y apegada al espíritu de la Ley, puede evitar que el país se hunda en el mar de la ilegitimidad y la corrupción que podría generalizarse como una práctica social alentada por un gobierno espurio.Por ello, si para dar credibilidad a esa mitad de México que hoy se siente defraudada es necesario contar voto por voto nuevamente, que así se haga y en presencia de notarios públicos. No podemos arriesgar al país a la pérdida de algo tan valioso como lo es su estabilidad social. México no merece otro usurpador ni ahora ni nunca.No es capricho ni desconfianza de los ciudadanos que con civismo y generosidad de su tiempo contaron los votos de la elección; nada más lejos de la realidad. La desconfianza es debida a las irregularidades detectadas y a la acción del IFE y sus funcionarios que mostraron una abierta parcialidad en el manejo de la información el día de la elección y subsecuentes.No hay argumento que valga para dar el triunfo electoral a quien no lo haya obtenido en las urnas. Ni siquiera las llamadas “razones de Estado”. El compromiso ético, moral e institucional de los magistrados del TEPJF, es reconocer como vencedor a quien realmente el pueblo lo haya decidido y no las computadoras, ni las presiones políticas, así provengan del escritorio de mayor tamaño.Como magistrados conocen la historia. Las actuales instituciones han costado la sangre y la vida de millones de mexicanos. Nadie tiene el derecho, por intereses individuales o de grupo, de matar a la naciente democracia, recién reiniciada hace 6 años. El país entero les demanda que estén a la altura de este momento histórico y no dejen que la esperanza de millones de adultos mayores, de jóvenes, de mujeres, de ciudadanos que aspiran a mejores condiciones de vida se vea cancelada por el empecinamiento de unos cuantos por mantenerse en el poder cueste lo que cueste.La historia habrá de perpetuar el nombre de los magistrados del TEPJF, como la mujer y los hombres que, cumpliendo con la razón de ser de esa institución republicana, hicieron valer el derecho de todo un pueblo o como quienes, pusilánimes y sin dignidad, sucumbieron a los halagos o las amenazas del poder. No es una decisión fácil, pero la conciencia colectiva del pueblo de México y la propia les reconocerá su congruencia, su dignidad y su valentía; y sus descendientes no tendrán que avergonzarse algún día de que los comparen con Victoriano Huerta o Antonio López de Santa Anna. De ese tamaño es la decisión. Ustedes siete representan ahora la luz: Sean luz, no oscuridad para México.México ya pasó por la tristemente célebre experiencia de la caída del sistema. Los magistrados no pueden adoptar el papel de comparsas de una elección cibernética, que sería una regresión generada por quienes pretenden alterar la vida democrática, sin vislumbrar los enormes costos sociales que esto puede tener.Es momento de prudencia, de reflexión, de valorar en todo lo que vale el darle al pueblo de México un gobierno verdaderamente emanado de la voluntad popular, sea cual sea el resultado del recuento de los votos. Ese debe ser también el compromiso de los contendientes.El que nada debe, nada teme. Si como dice el PAN, ganó la elección, el recuento habrá de confirmar su triunfo. Si como dice el PRD hubo irregularidades y fraude, es momento de solventarlos. Para bien de la democracia y de México, todos, incluyendo los otros partidos contendientes, deben aceptar el recuento voto por voto. Hoy por ti mañana por mí. La verdad nos hará libres. Es ahora o nunca.Tijuana BC a 13 de Julio del 2006

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