SUFRAGIO EFECTIVO. JESUS ORTEGA
Sufragio efectivoJesús Ortega13 de julio de 2006
La petición de abrir los paquetes electorales y contar nuevamente voto por voto es fundamental para que exista plena certidumbre y claridad sobre el proceso electoral que aún no concluye. La participación ciudadana del 2 de julio fue ejemplar y precisamente por ello es que se requiere absoluta certeza en la elección que cada ciudadano hizo al momento de cruzar las boletas.
Con el estrecho margen de diferencia reconocido hasta ahora de manera oficial, no debería resultar desmesurada la petición de revisar los paquetes electorales. Los resultados que los ciudadanos conocieron desde la noche del 2 de julio muestran una situación de excepción.
Sin la posibilidad de marcar un claro ganador, las encuestas de salida de ese día fueron insuficientes, así también lo fue el conteo rápido realizado por el IFE, que tampoco sirvió para dar un probable ganador. Aquellos ciudadanos que siguieron los resultados que el PREP arrojaba conocieron sólo una parte, ya que, como después aceptó el mismo instituto, las miles de actas con algún tipo de inconsistencias fueron excluidas y, sin embargo, esto no fue conocido por el público que nada más vio cómo, extrañamente, el candidato del PAN nunca caía al segundo lugar.
La orden desde el IFE de evitar la apertura de paquetes electorales para su revisión, impidió que de una vez, ante las inconsistencias evidentes en más de 50 mil actas de casillas, se revisaran los errores cometidos.
En aquellos consejos distritales donde sí se pudo revisar el contenido de algunos paquetes y volver a sumar, se evidenció que el candidato de la coalición Por el Bien de Todos obtuvo más votos de los que en un principio se le reconocían.
¿Acaso es imposible que existan más errores en otras miles de actas? ¿Es desmesurado solicitar una revisión exhaustiva cuando la diferencia es de apenas 0.57% del total de votos emitidos? Por supuesto que no.
La determinación de oponerse a la candidatura de Andrés Manuel López Obrador y, ahora, la negativa a que se recuenten los votos tiene un mismo común denominador: la defensa de intereses de los grupos privilegiados en el país. No es desmesurado afirmar que la oposición a que López Obrador fuera presidente conlleva un contenido clasista, un perfil conservador que le teme a cualquier cambio que modifique el satus quo de las cosas. Este mismo perfil es el que utiliza a su conveniencia la retórica del estado de derecho, es el mismo que avala campañas negras que señalan a Obrador como un peligro para el país y considera que inducir miedo irresponsablemente entre los ciudadanos, al señalar que podrían perder su casa y su trabajo, es un acto de simple información.
Es falso que la mayoría de los ciudadanos que sufragaron el 2 de julio estén en contra de que se abran los paquetes y se vuelvan a contar los votos. Por el contrario, la incertidumbre hasta ahora generada podría terminarse tomando esa determinación. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tiene ahora en sus manos la delicada responsabilidad de resolver sobre este asunto. Los argumentos esgrimidos por la coalición tienen tres pilares: la falta de imparcialidad del órgano electoral, la falta de equidad en el proceso y la falta de certeza jurídica.
No se va a ciegas a la vía de los tribunales, tampoco de manera irresponsable. Se acude a ellos estrictamente dentro del marco jurídico, atendiendo el siguiente peldaño institucional que nos hemos dado para dirimir controversias en esta materia. Todo es y será legal, pacífico y responsable, no dando ninguna puerta de entrada a la provocación y combatiendo siempre la cerrazón.
Senador de la República (PRD)
La petición de abrir los paquetes electorales y contar nuevamente voto por voto es fundamental para que exista plena certidumbre y claridad sobre el proceso electoral que aún no concluye. La participación ciudadana del 2 de julio fue ejemplar y precisamente por ello es que se requiere absoluta certeza en la elección que cada ciudadano hizo al momento de cruzar las boletas.
Con el estrecho margen de diferencia reconocido hasta ahora de manera oficial, no debería resultar desmesurada la petición de revisar los paquetes electorales. Los resultados que los ciudadanos conocieron desde la noche del 2 de julio muestran una situación de excepción.
Sin la posibilidad de marcar un claro ganador, las encuestas de salida de ese día fueron insuficientes, así también lo fue el conteo rápido realizado por el IFE, que tampoco sirvió para dar un probable ganador. Aquellos ciudadanos que siguieron los resultados que el PREP arrojaba conocieron sólo una parte, ya que, como después aceptó el mismo instituto, las miles de actas con algún tipo de inconsistencias fueron excluidas y, sin embargo, esto no fue conocido por el público que nada más vio cómo, extrañamente, el candidato del PAN nunca caía al segundo lugar.
La orden desde el IFE de evitar la apertura de paquetes electorales para su revisión, impidió que de una vez, ante las inconsistencias evidentes en más de 50 mil actas de casillas, se revisaran los errores cometidos.
En aquellos consejos distritales donde sí se pudo revisar el contenido de algunos paquetes y volver a sumar, se evidenció que el candidato de la coalición Por el Bien de Todos obtuvo más votos de los que en un principio se le reconocían.
¿Acaso es imposible que existan más errores en otras miles de actas? ¿Es desmesurado solicitar una revisión exhaustiva cuando la diferencia es de apenas 0.57% del total de votos emitidos? Por supuesto que no.
La determinación de oponerse a la candidatura de Andrés Manuel López Obrador y, ahora, la negativa a que se recuenten los votos tiene un mismo común denominador: la defensa de intereses de los grupos privilegiados en el país. No es desmesurado afirmar que la oposición a que López Obrador fuera presidente conlleva un contenido clasista, un perfil conservador que le teme a cualquier cambio que modifique el satus quo de las cosas. Este mismo perfil es el que utiliza a su conveniencia la retórica del estado de derecho, es el mismo que avala campañas negras que señalan a Obrador como un peligro para el país y considera que inducir miedo irresponsablemente entre los ciudadanos, al señalar que podrían perder su casa y su trabajo, es un acto de simple información.
Es falso que la mayoría de los ciudadanos que sufragaron el 2 de julio estén en contra de que se abran los paquetes y se vuelvan a contar los votos. Por el contrario, la incertidumbre hasta ahora generada podría terminarse tomando esa determinación. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tiene ahora en sus manos la delicada responsabilidad de resolver sobre este asunto. Los argumentos esgrimidos por la coalición tienen tres pilares: la falta de imparcialidad del órgano electoral, la falta de equidad en el proceso y la falta de certeza jurídica.
No se va a ciegas a la vía de los tribunales, tampoco de manera irresponsable. Se acude a ellos estrictamente dentro del marco jurídico, atendiendo el siguiente peldaño institucional que nos hemos dado para dirimir controversias en esta materia. Todo es y será legal, pacífico y responsable, no dando ninguna puerta de entrada a la provocación y combatiendo siempre la cerrazón.
Senador de la República (PRD)
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