Maldita desigualdad.
Cuarta República
Germán Robles
13 de febrero de 2007
Maldita desigualdad.
México es el quinto país más desigual de la tierra, dentro de una penosa lista de doce; las asimetrías en la distribución del ingreso son una grosería; las frivolidades de un vil puñado contrastan brutalmente con la realidad social de millones, la mayoría sobre la línea de la subsistencia cuasi sur sahariana; ni Dante concebiría algo como esto.
Tenemos a diez mexicanos, en la lista de los más poderosos pecuniarios de Forbes; parecería que estamos hablando de dos "Méxicos", empero al ver el grado de injusticias y desigualdades también cabría preguntarse por parte de la gran mayoría: ¿de qué diablos sirve ser mexicano?; para los mezquinos el hecho de que haya actores mexicanos en las listas de Forbes y revistas como Billionarie, es motivo de orgullo; para los más sin duda motivo de indignación y vergüenza.
Como diablos explicarnos que durante más de 25 años de políticas neoliberales donde nuestra economía ha estado estancada creciendo en promedio a 0.35 por cien es decir nada; hayamos sido testigos del empoderamiento y el surgimiento de una riqueza exponencial como la de Carlos Slim, sólo para tomarlo a título de ejemplo por el paradigma que representa. Mientras que la calidad de vida, los salarios, el poder adquisitivo, los derechos de millones van en caída libre; algo no esta del todo bien, o está completamente mal.
El neoliberalismo, ha sangrado a la economía de las familias, en contraste del total de la población sólo 233 mil individuos pudientes manejan los destinos de millones y sus economías, el 0.22 por cien de la población. El beneficio para unos cuantos se ve reflejado en el dato que verifica que en el año 2004 la riqueza de las familias más ricas representaba el 4 por cien del PIB nacional, mientras que en 2006 creció al 6 por cien. Lo lamentable es que ese crecimiento se dio en un contexto de dificultad económica para el país y en momentos de recesión económica a nivel mundial. Eso se explica por la complacencia gubernamental que beneficia a sus entenados por medio del poder y la corrupción y eso es lo que genera enormes fortunas en México, no se crea de ninguna vocación industrial o “emprendedora” per se. La privatización salinista de Telmex a Slim es un ejemplo de ello, pero sólo es la punta del iceberg.
Son de mexicanos 5 mil de las 10 mil “tarjetas negras” que emite American Express, se destacan los multimillonarios por los excesos, las frivolidades grotezcas, el despilfarro y multimillonarios en mayoría producto de las herencias, la política y por ende de todos sus vicios que hacen ricos como a los Salinas de Gortari. No se cuestiona en principio el estilo de vida, ni la cantidad de recursos, sino las trapacerías que requieren para mantener su estatus quo y privilegio.
Es evidente que el sistema neoliberal debe ser volcado; la tendencia es irreversible, los ricos son más ricos y cada vez menos; las clases medias son cada vez más exiguas y los pobres son cada día más exponenciales y tienen menos; carecen de lo más elemental y su precariedad es lacerante. El quiebre del pacto social ya se dio desde la llegada de los tecnócratas al poder; los semestrales pactos de “solidaridad” que les sucedieron sólo fueron acuerdos cupulares que beneficiaron básicamente a empresarios y le quitaron presión social al gobierno en turno; bien que mal eran pactos; lo malo es que ya nada de eso existe y el país es un polvorín social que ve como se pudre su tejido. Para la izquierda es tarea primordial sacar a los neoliberales del poder, y aguantar la bufalada reaccionaria que se viene encima. Esta impronta tiene actores que buscan “justificar” los beneficios de reformas y la macroeconomía, tergiversando el valor de la democracia y de la distribución del ingreso.
No nos confundamos, hay un vil puñado de hombres ricos en el país, pero eso no significa que haya riqueza; somos un país subdesarrollado en vías de subdesarrollo y arrollado también por la pobreza y la miseria, el hambre que no se calma ni se disfraza por la espuria riqueza de las zonas urbanas; el orden social debe ser volcado desde raíz; la lucha real a niveles de conciencia, en la contemporánea lucha de clases tiene en el fondo a dos grupos: a los mezquinos y a los progresistas. La mezquindad es el detonante de muchos de los males económicos y esta es promovida por el particular sistema capitalista mexicano y su miserable Stablishment. La igualdad social no se logrará con la “redistribución” que peroran los neoliberales y su nomenclatura mediática; menos aún siguiendo sus vacíos idearios y estúpidos arquetipos de lo que debe ser la superación social y desarrollo de los individuos.
A propósito de este tema se recomienda leer el artículo de Federico Arreola “Los ricos y los muy ricos” publicado en “El Chamuco”; se trata de un buen análisis sobre la penosa distribución del ingreso en México y como la de otros países incluso de Sudamérica es superior y rompe con mitos sobre los ricos “mexicanos”. Recomendable; me quedo con el último párrafo: “Lo malo no es que tengan mucho, ni que se la pasen bien, sino lo que hacen para mantener sus privilegios (…) y asegurarse de que los principales cargos del gobierno no habrá jamás estadistas, sino sólo hombres al servicio de ellos.
Esos hombres, como el gerente adjunto Felipe Calderón, títere del “poder” del aparato estatal. En contraparte se requiere un estadista, cierto, alguien a quién no lo puedan tomar los empresarios por los tanates y no sea un pendejo para su beneficio. El Stablishment pide mano dura, se refieren a la represión; búsquenle y quizá su deseo se vuelva realidad; vendrá tarde que temprano un mano dura y será para ustedes. La maldita desigualdad no debe tener cabida ni futuro; tampoco los malditos que la fomentan deliberadamente para hacerse de sus fortunas.
El traspatio.
El IFE presentó la controversia ante la corte en demanda del establecimiento preciso de sus atribuciones y respeto de su autonomía, en la nueva novela que enfrasca al desprestigiado instituto fraudulento con partidos políticos esquizofrénicos.
Fecal gastó en su primer mes de “gobierno” 126 mdp en publicidad; y a falta de legitimidad el general secretario Guillermo Galván Galván en el día de “la lealtad” refrendó un discurso típico con tufillo al estribillo de las tropas durante la guerra sucia. Mientras tanto
YA BASTA, de que el poder del dinero se imponga a la moral, a la dignidad del PUEBLO DE MEXICO, apoyemos a Obrador
Etiquetas: Artículos Germán Robles
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