Del Mail que llega al blog de 4* República
YA BASTA, de que el poder del dinero se imponga a la moral, a la dignidad del PUEBLO DE MEXICO, apoyemos a Obrador
Jeff Anderson vs. Norberto Rivera
rodrigo vera
Comenterio de Luz Flores: Que podría representar para el clero mexicano que el "Perverto" fuera acusado de proteger a pederastas en EUA y además ser equiparado con el delito de la pederastia. Cual sera el golpe mediático y estructural para el clero de este país. Así como unos días antes el pelele traslado a los narcos pregunto: ¿No sería conveniente extraditar a los padres pederastas?. Tal parece que en el vecino del norte se imparte mejor la justicia y el buen Jeff no se anda con juegos es su especialidad: Cazar padrecitos con desviaciones causadas por los medios, como en su momento alguien llamo a los ecleciásticos.
El golpe mediático posiblemente no se sienta en México. Es más nada hemos sabido del tema por nuestros medios de comunicación. El poder de la iglesia en nuestra tierra tiene un significado más profundo: los círculos de poder estan presentes con los rosarios en mano (o con los dólares). Que tiemble el clero mexicano porque ha llegado un cazador de brujas que no le importa la excomunión.
El golpe mediático posiblemente no se sienta en México. Es más nada hemos sabido del tema por nuestros medios de comunicación. El poder de la iglesia en nuestra tierra tiene un significado más profundo: los círculos de poder estan presentes con los rosarios en mano (o con los dólares). Que tiemble el clero mexicano porque ha llegado un cazador de brujas que no le importa la excomunión.
Jeff Anderson vs. Norberto Rivera
rodrigo vera
México, D.F., 1 de febrero (apro).- ¿Logrará el abogado estadunidense Jeff Anderson meter a la cárcel al cardenal mexicano Norberto Rivera Carrera? ¿Podrá, por lo menos, hacer que el cardenal desembolse una multimillonaria cantidad en dólares? En los círculos eclesiásticos estadunidenses surgió esta incógnita tan pronto Jeff demandó ante la Corte de Los Ángeles, en septiembre pasado, al cardenal Rivera Carrera, por haber protegido al sacerdote pederasta Nicolás Aguilar, quien abusó en esa ciudad de 26 menores de edad y, en México, de por lo menos 60 niños más. Jeff Anderson es bien conocido en Estados Unidos porque se ha especializado en defender a menores de edad que han sido abusados sexualmente por sacerdotes católicos. Su bufete de abogados ha interpuesto alrededor de 400 querellas contra ministros de culto pederastas, y muchas de ellas las ha ganado, por lo que logra que la Iglesia estadunidense desembolse millones de dólares para indemnizar a las víctimas.
Obispos, arzobispos y cardenales de Estados Unidos ya han sido demandados por el exitoso litigante, quien no se conforma con llevar a juicio a los sacerdotes violadores, sino que ataca siempre a sus superiores jerárquicos, cuyos bolsillos se han visto muy menguados por las indemnizaciones que deben pagar. Jeff tiene atemorizada a la jerarquía de ese país. El especialista en asuntos religiosos Carlos Fazio, en su libro En el nombre del Padre --en el que aborda el problema de la pederastia sacerdotal--, proporciona algunas claves que explican el éxito de Jeff: en sus demandas, el litigante siempre equipara a la Iglesia “con las organizaciones del crimen organizado”; tiene su “cuartel general” en Roma, posee amplios recursos económicos y está bien estructurada jerárquicamente. Cuando algún sacerdote comete un delito, la estructura vaticana ve amenazado su prestigio e inmediatamente lo protege. En consecuencia, aquí su comportamiento es similar al de las organizaciones mafiosas.
De ahí que Jeff Anderson se valga del mismo recurso jurídico para combatir al crimen organizado, el estatuto Racketeering Influence and Corrupt Organizations (RICO), que se ha utilizado contra las “familias” de la mafia estadunidense y su ramificaciones en otros países. El abogado intenta ahora aplicar este estatuto de alcance internacional, puesto que Rivera Carrera y el arzobispo de Los Ángeles, Roger Mahony, están involucrados en la protección del padre Nicolás, buscado por la justicia estadunidense desde los años ochenta. A ambos, Jeff los acusa de “conspiración a la pederastia”.
La carta fuerte del abogado es el joven Joaquín Aguilar, un ciudadano mexicano que, siendo niño, fue abusado por el padre Nicolás, en el Distrito Federal, y se atrevió a dar su testimonio en la revista Proceso y luego ante la Corte angelina. Jeff es hoy su defensor, en alianza con la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés), una organización estadunidense que defiende a este tipo de víctimas. Tan pronto demandó al cardenal Rivera, Jeff y su equipo de abogados viajaron a la Ciudad de México para dar una conferencia de prensa sobre el asunto. Pero inmediatamente, el entonces secretario de Gobernación, Carlos Abascal, les envió a agentes de Inmigración que intentaron arrestarlos, puesto que traían visa de turistas.
Tuvo que intervenir la embajada de Estados Unidos, que impidió el arresto. A punto estuvo de surgir un conflicto diplomático. Actualmente, el abogado ya no puede internarse en México; fue el castigo que le impuso el Instituto Nacional de Migración (INM). Este hecho demostró que el actual gobierno panista mexicano, de inspiración católica, también protege al cardenal. No está dispuesto que en una Corte extranjera se enjuicie al arzobispo de la Ciudad de México, el jerarca católico más importante del país. El próximo 20 de febrero, Jeff y los abogados del cardenal tendrán que encararse, por primera vez, en la Corte de Los Ángeles. El abogado de la arquidiócesis de México, Bernardo Fernández, ya adelantó que no caerá en los “chantajes” multimillonarios a los que Anderson está acostumbrado.
Así, el litigio contra un jerarca mexicano no será nada fácil para el abogado estadunidense, puesto que aquí no sólo es la Iglesia, sino también el aparato estatal el que está en su contra. Jeff Anderson intenta dar el gran golpe que acrecentará su prestigio. ¿Lo logrará?... esa es la incógnita.
Obispos, arzobispos y cardenales de Estados Unidos ya han sido demandados por el exitoso litigante, quien no se conforma con llevar a juicio a los sacerdotes violadores, sino que ataca siempre a sus superiores jerárquicos, cuyos bolsillos se han visto muy menguados por las indemnizaciones que deben pagar. Jeff tiene atemorizada a la jerarquía de ese país. El especialista en asuntos religiosos Carlos Fazio, en su libro En el nombre del Padre --en el que aborda el problema de la pederastia sacerdotal--, proporciona algunas claves que explican el éxito de Jeff: en sus demandas, el litigante siempre equipara a la Iglesia “con las organizaciones del crimen organizado”; tiene su “cuartel general” en Roma, posee amplios recursos económicos y está bien estructurada jerárquicamente. Cuando algún sacerdote comete un delito, la estructura vaticana ve amenazado su prestigio e inmediatamente lo protege. En consecuencia, aquí su comportamiento es similar al de las organizaciones mafiosas.
De ahí que Jeff Anderson se valga del mismo recurso jurídico para combatir al crimen organizado, el estatuto Racketeering Influence and Corrupt Organizations (RICO), que se ha utilizado contra las “familias” de la mafia estadunidense y su ramificaciones en otros países. El abogado intenta ahora aplicar este estatuto de alcance internacional, puesto que Rivera Carrera y el arzobispo de Los Ángeles, Roger Mahony, están involucrados en la protección del padre Nicolás, buscado por la justicia estadunidense desde los años ochenta. A ambos, Jeff los acusa de “conspiración a la pederastia”.
La carta fuerte del abogado es el joven Joaquín Aguilar, un ciudadano mexicano que, siendo niño, fue abusado por el padre Nicolás, en el Distrito Federal, y se atrevió a dar su testimonio en la revista Proceso y luego ante la Corte angelina. Jeff es hoy su defensor, en alianza con la Red de Sobrevivientes de Abusos Sexuales de Sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés), una organización estadunidense que defiende a este tipo de víctimas. Tan pronto demandó al cardenal Rivera, Jeff y su equipo de abogados viajaron a la Ciudad de México para dar una conferencia de prensa sobre el asunto. Pero inmediatamente, el entonces secretario de Gobernación, Carlos Abascal, les envió a agentes de Inmigración que intentaron arrestarlos, puesto que traían visa de turistas.
Tuvo que intervenir la embajada de Estados Unidos, que impidió el arresto. A punto estuvo de surgir un conflicto diplomático. Actualmente, el abogado ya no puede internarse en México; fue el castigo que le impuso el Instituto Nacional de Migración (INM). Este hecho demostró que el actual gobierno panista mexicano, de inspiración católica, también protege al cardenal. No está dispuesto que en una Corte extranjera se enjuicie al arzobispo de la Ciudad de México, el jerarca católico más importante del país. El próximo 20 de febrero, Jeff y los abogados del cardenal tendrán que encararse, por primera vez, en la Corte de Los Ángeles. El abogado de la arquidiócesis de México, Bernardo Fernández, ya adelantó que no caerá en los “chantajes” multimillonarios a los que Anderson está acostumbrado.
Así, el litigio contra un jerarca mexicano no será nada fácil para el abogado estadunidense, puesto que aquí no sólo es la Iglesia, sino también el aparato estatal el que está en su contra. Jeff Anderson intenta dar el gran golpe que acrecentará su prestigio. ¿Lo logrará?... esa es la incógnita.
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