jueves, agosto 03, 2006

Sergio Aguayo y sus razones sobre la Resistencia Civil.

Sergio Aguayo Quezada. Reforma.

Geopolítica defeña.


Sigo respaldando el recuento solicitado por la Coalición Por el Bien de Todos, pero considero aberrante el cierre de arterias capitalinas que contradice los principios más elementales de la resistencia civil pacífica.Aunque la geopolítica se asocia con la ultraderecha más cavernaria, tampoco puede negarse la influencia que, bajo ciertas condiciones, tiene la geografía en la política.

Si uno piensa en las grandes transformaciones nacionales el impulso independentista salió del occidente del país y la revolución triunfó por los ejércitos del norte. En la transición democrática el protagonismo ha correspondido a la capital o, para ser más preciso, a la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) que actualmente tiene más de 18 millones de personas.

Por este valle de estrés y tráfico han marchado, entre muchos más, los estudiantes en el 68, los ofendidos contra el grosero fraude del 88 y los que exigen el recuento de votos en el 2006.En la capital se han practicado cientos de modalidades de resistencia civil pacífica que se distingue por ser la forma como el débil enfrenta al gobierno poderoso para corregir acciones injustas o ilegítimas.

Con estos métodos existe la posibilidad de que las víctimas del abuso se alcen con algunas victorias porque cuentan con la fortaleza de la razón ética e histórica. Gandhi resumió estas ideas en una palabra del sánscrito: la satyagraha que une los conceptos de verdad y persistencia.

En los mil 486 kilómetros cuadrados de la capital (0.1 por ciento del territorio nacional) se apiñan 8 millones 700 mil personas que, para producir el 21 por ciento del PIB nacional, se transportan en unos 3 millones de vehículos.

Aunque hace tiempo dejó de ser la región más transparente, todavía es la fuente de irradiación de conocimiento e ideas por su alta densidad de intelectuales, científicos y artistas y sus casi 400 mil estudiantes universitarios. La oferta de museos, teatros, televisión pública y periódicos es igualmente generosa y se producen y transmiten el 27 por ciento de las noticias generadas por la televisión en todo el país.

Aquí se da la mayor concentración de organismos de la sociedad civil: de los registrados en el Instituto de Desarrollo Social, el 28 por ciento está en la capital. En la metrópoli también se aprecia a simple vista la pobreza y se vive con el espectro de la inseguridad.

Estas características de la geopolítica defeña ayudan a entender por qué, en un país conservador, la capital destaca por su pluralidad, apertura y disposición a aceptar lo diferente y por qué ha sido la vanguardia de la democratización.

Es igualmente lógico que desde hace varias décadas florezcan en la capital todas las variedades de la fauna y de la flora del jardín de las izquierdas. Desde 1997 el Partido de la Revolución Democrática tiene, en la capital, su base urbana más sólida y López Obrador acaba de recibir el 58 por ciento de la votación (en la ZMCM su promedio fue de 53 por ciento).

Esta mancha urbana ha sido el principal sustento de la movilización social a favor del recuento de votos y ha visto con simpatía y tolerancia las acciones de resistencia civil impulsadas por la Coalición Por el Bien de Todos.

Esto se debe a que el candidato perredista afianzó la creencia, en sectores muy amplios, de lo injusto y/o ilegítimo de algunas acciones del Presidente, del Consejo General del Instituto Federal Electoral, de las televisoras, etcétera.

En la cultura popular existe la noción de que los poderes fácticos estaban, y están, decididos a frenar el avance de López Obrador y que para ello han empleado, y emplearán, todos los medios a su alcance.

El domingo pasado López Obrador decidió elevar la apuesta y poner más presión sobre las instituciones para lograr el recuento de los votos. Ese día anunció la decisión de bloquear el Paseo de la Reforma y otras arterias vitales de una capital poderosa y rica, achacosa y frágil.

Diversos estudios muestran que el capitalino o chilango -el nombre con que cada quien se identifica depende de la edad y de la zona en que se viva- se caracteriza por vivir con altas concentraciones del estrés provocadas por una vida intensa, contradictoria y, al mismo tiempo, satisfactoria.

Las encuestas de opinión muestran que el 57 por ciento de los defeños aborrece los bloqueos viales porque interfieren o exacerban algunas de las neurosis propias del Valle de México.Cuando cerraron este lunes las vialidades se confirmó lo endeble de la existencia capitalina y el Paseo de la Reforma materializó esa muralla invisible que separa al sur del norte.

El cierre resulta inaceptable porque afecta los derechos de terceros y empuja, a quienes se ven atrapados en el tráfico, a violar la ley cuando en la desesperación se salta el semáforo o se lanza contra cualquier obstáculo.

Pero la principal objeción a los bloqueos estaría en que contradicen la esencia misma de la resistencia civil. Resulta evidente la disposición del gobierno capitalino a colaborar con quienes decidieron quedarse en las calles. Ello significa que, en lugar de ser la lucha legítima del débil contra las acciones injustas o ilegítimas de un gobernante, los cierres de calles se transforman en el crudo enfrentamiento entre poderosos.

Con el bloqueo el PRD, López Obrador y el gobierno del Distrito Federal dejan de ser víctimas y se transforman en verdugos porque violan los derechos de una ciudadanía inerme. Deben corregir ese menosprecio a la mancha urbana que los arropó durante su encumbramiento; si menosprecian el creciente rechazo podrían provocar un cambio en los humores capitalinos. La historia enseña que la geopolítica es voluble.

La Miscelánea.
Los conflictos desatan la energía y la imaginación sociales. La revista Proceso, con la asesoría de los académicos John M. Ackerman e Irma E. Sandoval y aprovechándose de las leyes de transparencia, presentó al IFE solicitudes de acceso a toda la papelería electoral para impulsar un recuento ciudadano voto por voto.

Espléndida iniciativa que confronta las legalidades e institucionalidades electoral y de acceso a la información. Admirable porque, independientemente de la decisión que tome el Trife con total independencia y de quién termine siendo el próximo Presiente, se enarbola el derecho inalienable a esclarecer lo que realmente sucedió el 2 de julio del 2006. Sería una forma de diferenciar esta elección de la del fraudulento 88.

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