PAN: ¿Y si pierde?...
Ricardo Alemán
08 de agosto de 2006
Cuando el Tribunal ordenó el recuento de los votos en casi 12 mil casillas, lo que hizo fue eso, abrir la elección
D esde los propios estrategas de Calderón, sin olvidar a muchos simpatizantes y hasta algunos analistas, no son pocos los que ya dan por descontado que el recuento que ordenó el Tribunal de casi 12 mil casillas ratificará la ventaja del aspirante presidencial del PAN. No obstante, no hay nada seguro para nadie, menos para Calderón.
Las razones para esa "duda fundada" son tantas como escenarios se puedan plantear sobre el resultado del recuento. La más socorrida es precisamente esa que señala que si no existió fraude electoral, al abrir los paquetes y proceder al recuento de los votos se encontrarán sólo los errores naturales de la complejidad de un proceso como el del 2 de julio, lo que, aseguran muchos, confirmará la ventaja de Calderón, acaso con algunas variables numéricas respecto al resultado dado a conocer por el IFE. En esa hipótesis, en efecto, podríamos asistir a la ratificación de Calderón como ganador.
Pero si se toma en cuenta que una buena porción de las casillas que serán abiertas se localizan en centros poblacionales de fuerte influencia panista, nadie puede asegurar que no aparezcan errores mayores, no sólo fallos humanos naturales, sino deliberadas influencias para alterar el resultado oficial a favor del candidato del PAN. Y no hablamos sólo de una tendencia perversa, ordenada por quién sabe qué autoridad panista superior, sino porque también resulta un pecado frecuente que motu proprio simpatizantes de tal o cual partido político deciden "poner de su cosecha" para favorecer a su preferido.
Si se toma en cuenta la cantidad de votos totales que serán recontados por orden del TEPJF -que es de casi 4.5 millones-, y el reducido margen de ventaja de Calderón sobre López Obrador -de apenas 0.6%-, no sería descabellado descubrir una eventual maniobra ordenada por algún dirigente regional, lo cual podría alterar de manera sustancial la ventaja que hasta hoy favorece al panista. El riesgo existe y la posibilidad también, por lo que el panismo no puede estar seguro de nada.
Pero el asunto se complica cuando en el otro frente, en el PRD, no existe la posibilidad de corregir los mismos errores que se pudieran encontrar en la votación a favor del PAN. Es decir, que como ya se explicó, el Tribunal ordenó abrir casillas y recontar los votos sólo en centros de fuerte influencia del PAN -lo que podría reducir los votos de ese partido en mayor proporción de las de otros, si se confirman las presuntas irregularidades-, porque la coalición Por el Bien de Todos impugnó esas casillas. Pero en el caso del PAN, no existieron impugnaciones similares en los centros de alta influencia del PRD.
Se sabe, por ejemplo, que en el DF, Guerrero y Zacatecas, entre otras zonas de fuerte simpatía por AMLO, existe un importante número de casillas que también tienen irregularidades similares a las denunciadas en los centros de influencia panista. Pero la diferencia es que mientras el PRD sí impugnó donde el PAN pudo "meter la mano", y se harán las correcciones, el PAN no impugnó las casillas donde el PRD pudo hacer lo mismo.
Acción Nacional, como se sabe, no impugnó muchas casillas donde hay dudas de la presunta "mano negra" del PRD, para no abonar a la desconfianza de la contienda -y porque ya se sentía ganador-, pero esa omisión le puede resultar cara y hasta le puede arrebatar una elección que ya cree tener en la bolsa. ¿Por qué? Porque si se abren casillas y se recuentan votos, sólo en los lugares donde el panismo pudo hacer trampa, y no se hace lo mismo donde el PRD pudo también "meter la mano", el único que perderá votos será Calderón.
Pero hay una tercera hipótesis aún más riesgosa para el PAN y su candidato. Primero hay que decir que por donde se le quiera ver -como lo señalamos aquí el pasado domingo-, el resolutivo del Tribunal es un notable triunfo para la coalición Por el Bien de Todos. ¿Por qué? Porque a pesar de que no se consiguió la demanda de hacer todo el recuento de los votos -lo cual era imposible porque jurídicamente no se demandó ese recuento-, lo cierto es que por instrucciones del Tribunal Electoral ya se abrió la elección. Es decir, cuando el Tribunal ordenó el recuento de los votos en casi 12 mil casillas, lo que hizo fue eso, abrir la elección, a través de una rendija que permitirá otear -confirmar o desechar- la posibilidad o no del presunto fraude.
Y aquí está el problema. Más allá de declaraciones, de actos de fe que acusan de fraude, por un lado, y que por el otro rechazan una maniobra perversa contra cualquiera de los candidatos, lo cierto es que todo puede ocurrir, desde que se confirme la limpieza de la elección, hasta la posibilidad de irregularidades mayores. Y no se trata de poner en duda la honestidad de los ciudadanos que hicieron el primer recuento, sino que nadie puede asegurar que en regiones de fuerte influencia de tal o cual partido o candidato "no saltará la liebre". En efecto, es remota la posibilidad de que se descubra el supuesto fraude que nadie ha demostrado, pero eso no descarta la posibilidad de irregularidades mayores, que podrían llevar a la anulación de la elección. Al tiempo.
aleman2@prodigy.net.mx
YA BASTA, de que el poder del dinero se imponga a la moral, apoyemos a Obrador
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