¿Quién estuvo ahí?
¿Quién estuvo ahí?
José Luis Piñeyro
08 de julio de 2006
L a mayoría de analistas y periodistas sólo destacan que la jornada comicial fue pacífica y transparente, pero olvidan con rapidez la enlodada campaña electoral.
Si bien no hubo violencia durante la votación y fue ejemplar la participación de más de medio millón de ciudadanos como funcionarios electorales o representantes de partido, otra cosa muy diversa es caer en trance amnésico sobre la campaña realmente existente. Ésta la caracterizó un permanente y grosero activismo partidista del presidente Fox, el uso clientelar del padrón de pobres por el PAN, los amenazantes anuncios para los sectores medios y populares del riesgo de perder la casa y el auto, el protagonismo del Consejo Coordinador Empresarial y el pasmo del Instituto Federal Electoral (IFE) frente al mismo y a los ataques recíprocos de los partidos, la injerencia de algunos jerarcas católicos para "orientar" el voto en el Bajío, entre otras acciones de una campaña nada ejemplar y equitativa.
Fue una fina estrategia de bombardeo mediático selectivo para cada clase social y región del país de parte de la clase gobernante y de la oligarquía económica con el resultado de una polarización política que tiene como trasfondo la enorme desigualdad socioeconómica.
Pretender separar la contienda comicial de la votación es como intentar separar a un niño recién nacido del proceso de gestación de nueve meses; aun así, algunos expertos pretenden proteger el parto electoral con las cobijas de la legalidad y la institucionalidad al margen del alimento de la legitimidad; otros con crudeza asientan que los partidos aceptaron las reglas del juego político y que ahora no se vale quejarse, otros más ya reflexionan sobre los problemas de un futuro gobierno dividido y todos están en trance hipnótico pues las leyes e instituciones electorales funcionaron casi a la perfección.
A propósito del IFE, institución por arriba de cualquier sospecha, me llegó información anónima sobre la captura de votos realizada por jóvenes universitarios, la mayoría mujeres.
Resumo la información. Llegaron al IFE a las ocho a.m. del 2 de julio por una entrada con vigilancia policial discreta; de ocho a 10 se ajustan problemas técnicos para el conteo de votos; de 10:00 a 13:00 horas se da un receso para ir a votar; a la una se trabaja con los votos de mexicanos en el extranjero y se nota mayor vigilancia por parte de hombres con traje negro, complexión atlética, pelo corto y sin ninguna identificación, sólo uno tenía una pequeña insignia con las iniciales EMP, que los hace suponer significa Estado Mayor Presidencial; la vigilancia en los sanitarios es permanente por dos hombres de las mismas características y los capturistas notan que no pueden usar sus celulares pues no hay señal telefónica.
A las 19:00 horas llegan los primeros paquetes electorales para iniciar la captura y se les informa que es una muestra "aleatoria" de estados del norte (Baja California, Durango y Chihuahua) y occidente (Jalisco y Guanajuato) del país; aumenta la vigilancia y el número de hombres de traje mencionados y de ingenieros de sistema del IFE que sí portaban gafete.
De las 19:00 a las 21:30 horas sucede una "anomalía", el sistema de cómputo solicitaba que la boleta electoral que llevaba un código se pasara dos veces para poder seguir con la siguiente operación de captura, cuando se trataba de votos del PAN, lo que implicaba un conteo doble. Algunos capturistas alertaron a ingenieros de sistema sobre la anomalía, quienes con una sonrisa les respondieron que "al sistema había que darle lo que pedía" y así poder seguir capturando.
Apuntan también que durante la jornada laboral prevaleció un clima de control, casi de intimidación. A las seis de la mañana del lunes, todos los capturistas firman una carta de confidencialidad pues habían tenido acceso a información y al sistema de cómputo del IFE; lo raro fue un discurso de despedida sobre la importancia de estas históricas elecciones donde se resaltó que habían sido las más democráticas y competidas, anunciándoles también un pago mayor por el tiempo extra trabajado.
Resumiendo, la eventual presencia de miembros del EMP no corresponde a sus funciones reglamentarias sino al Ejército regular, y el momentáneo doble conteo es escandaloso.
Invito a los jóvenes capturistas a presentar una denuncia formal sobre los hechos narrados y a Felipe Calderón a cumplir su reciente promesa de patriotismo y generosidad no oponiéndose al conteo voto por voto; sólo así se fortalecerán las instituciones del Estado: con legitimidad y no sólo con legalidad.
jlpineyro@aol.com
Profesor investigador UAM-A
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