Empresarios, fuera máscaras.
Editorial para
foros Proceso *Germán Robles
sábado 24 de junio
2006
No es casual la virulencia con la que reaccionaron los sectores y cúpulas empresariales después de que en el debate del pasado seis de junio López Obrador sostuvo que los de arriba no pagan impuestos; esta frase si bien es cierta a medias, fue una expresión muy general, suficiente para que las cámaras de comercio, la CONCAMIN y el Consejo Coordinador Empresarial ( particularmente los de Nuevo León) descalificaran a Obrador y amagarán con la advertencia de que caso de llegar el anterior a la Presidencia los empresarios emprenderían un boicot para no pagar sus impuestos. Si bien Obrador se equivocó al dar una expresión tan genérica, al decir que los “ricos y los de arriba no pagan impuestos” porque no todos evaden o eluden sus responsabilidades fiscales; creo que su punto si tiene una justa consigna y da para discutir el tema para largo. Efectivamente, son los ricos los que no pagan impuestos, lo digo así porque para mi hipótesis de trabajo necesito forzar el argumento ya que puedo aprovechar mis líneas al contrario de Obrador que en un debate tan encajonado no tenía tiempo para hablar de los justos que si cubren sus obligaciones fiscales. Los sectores burgueses, las clases medias y altas, son las bases cautivas de la recaudación fiscal de la Hacienda pública; cierto, empero; son por lo mismo, el universo inherente a las evasiones y elusiones fiscales que nuestras leyes les permiten. Son justamente, los empresarios en particular casi los únicos entenados del presupuesto; quienes reciben todas las prebendas, para obtener créditos, rescates, estímulos y línea abierta ya que son quienes detentan el poder económico, la infraestructura social y garantías de pago. ¿Los jodidos? Bien gracias. Los mercachifles, que viven en zonas residenciales, requieren y exigen la construcción de bienes y servicios públicos más costosos y elaborados, tiene siempre toda la preferencia para recibir presupuestos, dinero, créditos bancarios, para construir y mantener sus cercas, jardines, grandes servidumbres gracias en parte a que el Estado está en contubernio con sus intereses y ambos concentran el crédito de la banca comercial. El gobierno capitaliza los bancos gracias a los pagares FOBAPROA que son garante de pago vía impuestos, deuda pública; a la vez los gobiernos acapara el 80 por ciento del crédito bancario, lo que significa en buena medida crédito indirecto a favor de los mercachifles o dicho de otro modo para aplicación posterior de las prebendas de los sectores ricos, por no ahondar que el resto del veinte por ciento restante del crédito bancario va para ellos. Todos sabemos y hemos conocido a este tipo de gentes, que sin escrúpulos abusan de las lagunas fiscales para no sólo evadir impuestos, sino que también tienen bufetes de abogados ex profeso para asesorarlos en materia de elusión fiscal, que si bien no es formalmente ilegal, si constituye en una falta cívica y social en detrimento del patrimonio y la contribución. Esta práctica común genera multimillonarios réditos y claro perdidas en contraparte a las haciendas públicas. Estos son los mismos mercachifles que bogan por la aplicación in situ del Estado de derecho para los protestantes de Atenco; son los mismos que se ponen una camiseta blanca y marchan por el D.F; para clamar por la paz y la seguridad policíaca. Como los anteriores existen mucho más argumentos para sostener que los ricos y empresarios, sean pocos o muchos, no pagan impuestos, y en particular las grandes cúpulas empresariales. Dicho de otra manera no pagan todos los impuestos que debieran hasta o más allá de donde la ley los obligue. Esa es la realidad y va más allá del discurso obradorista de que sólo lo hacen algunos delincuentes de cuello blanco y privilegiado, como si se tratase de algunos pocos y no de una práctica sistemática ante una recaudación y leyes débiles que ponen a la Hacienda pública a su servicio. Más ea, que bueno que los sectores empresariales se quitan las máscaras, y sin recato ni decoro amagan con no pagar impuestos durante un periodo si es que López Obrador se consagra como Presidente; que bueno que se quitan las mascaras y muestran lo mismo su insolencia ante el IFE que ya les advirtió a los del Consejo Coordinador Empresarial (CCE) que deben de retirar sus espots sesgados por violar distintas disposiciones del COFIPE, ya que hacen una inducción del voto. Es clara la alusión en contra del modelo de López Obrador, ya que el mensaje en TV plantea “la necesidad de mantener las políticas que se han ejercido en los últimos diez años…porque apostarle a algo distinto” (súper ¡sic!) ¿Cuál calidad moral para demandar la aplicación de la ley?, el conservadurismo en pleno, así también la coacción, la provocación, el abuso de poder empresarial. Adelante señores empresarios, adelante con su paranoia, con su esquizofrenia, con su mala fé; saben perfectamente que sólo la izquierda radical en un amplio frente, una revolución, golpe de Estado son los únicos medios para amenazar el stato quo y su Nomenclatura; que López Obrador es un pragmático más de centro izquierda y que en el fondo no atentará contra sus intereses, los más vivos liberales y empresarios en EEUU lo dicen y ustedes lo saben. Pero electoralmente rinde más para causa de sus partidos PRI y PAN la demencia política, la paranoia de la guerra fría en los spots. Pero que mejor que aún con reservas políticas se quiten las máscaras, ustedes que niegan la lucha de clases como concepto pero se obnubilan la mente al ver un candidato que les hable a los de abajo; que a pesar de negarla, buscan y obstaculizan la lucha de clases, promueven por medio de sus candidatos el miedo, el disenso, el odio, por medio de sus campañas fascistoides; a partir de los más fríos y descarnados instintos humanos quieren conservar el poder, privilegios y posición de Stablishment. La vieja táctica “del voto del miedo” típica de la guerra fría. La estrategia de los mercachifles es arriesgada, dado que ellos son los más interesados en mantener el Stato quo es por tanto, contradictorio que provoquen a las masas a disolverlo por medio de sus campañas de lodo, miedo y odio; pero no creo que sean tan imbéciles o que sus intelectuales mediáticos no les hayan dicho que con el Estado no se pueden meter. El Estado capitalista obedece a sus intereses, pero aún sin mercenarios en su aparato, la fuerza y legitimidad del Estado son mucho más fuertes que la empresa y el libre mercado, que con él tendrán que lidiar porque de el nacieron y de él dependen. Es mediante el Estado como se legitima y da orden jurídico para que los capitalistas tengan coerción económica sobre las bases sociales, para apropiarse de bienes y trabajo. Sin la ayuda y compromiso del estado, los mercachifles, los del CCE, Coparmex y camarilla que les sigue no son nada. Adelante, órale; no paguen sus impuestos, pateen al mismo pesebre que los privilegia y da de comer, que los subvenciona, que pavimenta sus calles y avenidas y remodela sus lujosas aceras, a ver hasta donde llegan. Hagan realidad sus amagues de suspensión tributaria. Fuera máscaras y fuera también chantajes; fuera su absurda legitimidad ideológica; a los mercachifles no les preocupa solamente el cambio del rumbo económico sino también que se tambalee su estructura ideológica; poner en juicio sus principios de clase es kriptonita pura. “Los empresarios somos los que creamos los empleos” (sic); no, eso es verdad a medias; lo que los crea no es una clase, ni condición, ni la cualidad emprendedora; es la riqueza, producto legitimo de las bases sociales, los trabajadores, la gente de abajo; ellos crean la riqueza, ellos en comunión con su medio ambiente son el trabajo, son los empleos, son su propia paga y fruto posibles. Basta ya de sus estúpidos eufemismos y perversos y excluyentes binomios entre democracia y libre mercado. Sin distribución, sin igualdad social y de la riqueza, sin la mayor participación ciudadana cívica y en la toma de decisiones de sus gobiernos, la democracia no existe. Tampoco hay políticas seguras y confiables, ni estabilidad macroeconómica que perdure mientras se desprecie el mercado interno y la población siga marginada en el brutal desempleo, la miseria y la pobreza, mientras que una sarta de perros mercachifles le dice en millonarios spots “...apostar por algo distinto implicaría un retroceso”… ¿a quién quieren engañar empresarios del CCE?, ¿Qué no hay lucha de clases?, ¿Qué Obrador por ser de centro no implica mayor peligro?... ¿entonces porque la reacción y la virulencia? Sigan con sus patéticos spots, mostrando a gente que abre sus changarros y pequeñas empresas, azucen a la gente que lucha día a día para hacerlas su carne de cañón, los privilegios, las evasiones están allá arriba, en las grandes empresas, no en changarros, no con gente de mandil sino con gente de cuello blanco, coludida con el aparato estatal y poseedoras de su propio poder. Que bien por exhibir su verdadera naturaleza, por tratar de engañar, por sus chantajes y amenazas al próximo gobierno. Bienvenida la lucha de clases de nuevo, señores empresarios, ustedes la reciclaron de vuelta. A ver de a como nos toca. De una buena vez, fuera máscaras.
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